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Uno de los viajes cuya crónica me ha quedado “traspapelada”. Fue la conclusión de la Gran Travesia M Goun Toubkal que realicé en verano del 2018 con mi hijo. La verdad es que no empezó con demasiado buen pie. Me resultó imposible avisar al grupo de que la primera jornada se había visto sustancialmente alargada y la falta de aviso les pilló bastante de sorpresa.
Cuando los esperábamos en Tissaldaï a última hora de la tarde bajo un sol tórrido y con una atmósfera seca y cargada de polvo, ya sospechaba lo peor … que vendrían bastante cansados y deshidratados … y así fue. Por suerte un buen baño, el relax de la tarde y una buena cena sirvió para calmar los ánimos.
Al día siguiente fue una jornada de “compensación”. Por suerte ya podía estar al 100% por el grupo y la jornada discurrió plácidamente gracias a las cortas distancias y a los suaves desniveles. El ir pasando por pueblecitos también ayudó. Pausas, bebidas, descansos. La guinda del pastel fue la tarde en las orillas del Lago Ifni, uno de los escenarios más bonitos de la cordillera.
Entre baños en las cristalinas aguas, descanso al sol, te, palomitas y dejar transcurrir la tranquila tarde, las peripecias del día anterior quedaron en una simple anécdota. Fue entonces cuando yo respiré tranquilo.
La jornada de subida al Toubkal desde el lago de Ifni fue larga, muy larga. Pero al estar bien planificada no resultó excesivamente fatigosa muy a pesar de sus 2.000 metros de desnivel. La parte final de subida al Toubkal Oeste (que debemos escalar antes de realizar el Toubkal si venimos desde el Lago Ifni) discurre por un terreno de alta montaña donde hay que vigilar. No es un terreno difícil, ni mucho menos, pero en más de un paraje un posible resbalón puede tener malas consecuencias. Es este tipo de terreno en el que hay que tener “pie montañero”.
La subida final al Toubkal me hubiese gustado compartirla mano a mano con mi hijo. Llevábamos 21 días detrás del objetivo, pero él se notaba fuerte y tiró con el grupo de cabecera, yo me quedé de quipo escoba. Cuando llegué a la cumbre del Toubkal ya hacia minutos que estaba haciendo el indio subido a la parte alta de la pirámide de hierro de la cumbre, colocando piedras amontonadas con la esperanza de encontrarlas cuando vuelva a subir … como si en la cumbre del Toubkal nunca hiciese viento ….
Al día siguiente bajamos a Imlil y de aquí a Marrakech. Fue el final no solo de esta bonita travesia O-E del Toubkal, si no la conclusión de una de las mejores experiencias que he tenido en la montaña durante toda una vida dedicada a subirlas y bajarlas …. Poder concluir la Gran Travesia del Atlas junto con mi hijo, entonces de 13 años de edad.
Actividad realizada con la compañía de Hossein Sloge, Isabel Urueña, Anna Micaela Fraile, Iratxe Ibáñez, Yves Almellones y mi hijo Dídac Crestas.
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