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Este mes de noviembre del 2017 hicimos un nuevo trekking por la zona de Imlil – macizo Toubkal, con la intención de conocer el valle de Tazarhart y subir al techo del Norte de África en otoño.
Personalmente aún no había recorrido esta zona cuando los árboles de los valles están el pleno proceso caducifolio, motivo por el cual tenía muchas ganas de recorrer la zona en esta época del año tan especial.
Al final, seguramente por fechas, no fuimos un grupo demasiado numeroso. Al contrario, ahora por ahora el más pequeño de todos los que he organizado, pero no por ello falto buen rollo, buen humor y buenas experiencias. Al final, contando al guía, éramos un vasco, un catalán, un andaluz y un bereber… (Podría ser el inicio de un buen chiste…).
El primer día llegué a las tantas de la noche y Aritz y Antonio ya llevaban en el valle un día disfrutando de los paisajes, una buena excursión por los alrededores de Imlil y la siempre hospitalaria bienvenida de los lugareños.
Al día siguiente subimos al pequeñísimo refugio de Tazarhart traspasando el collado de Tizi Oudite y pasando por el verde rincón del Refugio Azib Tamsoult, en las cercanías del cual comimos, y subiendo más tarde por debajo de la espectacular y fotogénica cascada d’Irhoulidene.
Llegamos al refugio con las últimas luces del día que en esta época del año se declina pronto hacia la fría noche. Que las noches ya son frías en altura es evidente, lo que demuestra que las cascadas de agua situadas por encima del refugio ya están bien heladas.
Curiosamente, fue llegar y empezó a levantarse un viento cada vez más intenso que pasó a ser muy violento y constante por la noche, hasta el punto que resultó difícil conciliar el sueño con el ruido que emitía el viento al chocar contra el tejado del diminuto refugio. El viento, el frio y el ambiente acogedor del lejano y solitario refugio de Tazarhart nos regalaron una entrañable velada. Un pequeño lugar en el mundo. Tras los cristales de la ventana de la cocina se divisa, lejos y ajeno al frio de las alturas, las centelleantes luces nocturnas de Marrakech.
Al día siguiente el viento continúa constante y violento. A penas podemos mantenernos en equilibrio cuando caminamos por la senda que, en teoría, nos debe llevar a traspasar la cadena de Adrar Aguelzim. La verdad es que es la primera vez que me encuentro con un viento tan violento y ya son unos cuantos los viajes que he realizado al Atlas. Poco nos cuesta tomar la decisión más lógica: cambio de planes. Bajamos al valle y descartamos el programa original. La montaña manda.
Bajamos por tanto al valle de Azzadene y transitamos por los pueblos bereberes de Tizi Oussem y Aït Aissa donde haremos noche. Por la tarde paseamos tranquilamente por Agouinane y el lecho seco del rio Assif n’Oussadene. Poco a poco voy tramando planes para un futuro cercano: La Ronda de los Pueblos Bereberes como complemento a las cumbres del Alto Atlas. Un programa para la próxima pascua.
Al tercer día volvemos a Imlil remontando el collado de Tizi Oudite y transitando por la panorámica sierra de Tasserimoute, que a duras penas sobrepasa los 2.700 metros de altura pero que nos ofrece unas vistas realmente espectaculares de los valles de Imlil.
Finalizamos el tour improvisado con el descenso de Tizi n’Mzik hacia Imlil. Las circunstancias meteorológicas nos han obligado a modificar el plan original, pero para nada nos arrepentimos de la ronda realizada por los valles más bajos, y es que los genuinos pueblos bereberes situados a los pies del Atlas también tienen un encanto especial que no nos dejaran indiferentes… y es que estas montañas y sus gentes emanan una magia única y especial.
Autor PAKO CRESTAS