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La idea de hacer este trekking surgió en la misma cumbre del Toubkal. Había escalado con Mohmad la cresta oeste del Toubkal y reposando bajo el triángulo metálico de la cumbre, él me habló del valle de Assif n’Ait Tisgui y del nuevo camino que habían acondicionado este mismo año los habitantes del pueblo de Tissaldaï.
Venía de la agradable experiencia de hacer un Tour alrededor del Toubkal y enseguida me apeteció hacer otro de diferente, de nuevo diseño, aprovechando justamente la oportunidad que me ofrecía este nuevo camino. Mohmad, como no podía ser de otra manera, vio con muy buenos ojos esta nueva alternativa. Él ya no sabe cuántas veces sube al Toubkal cada año, pero la gran mayoría de ascensiones la realiza por la archiconocida via normal del valle de Ikhini Sur, por lo que agradece poder romper con la rutina y visitar parajes poco frecuentados.
Quedaba bien claro que bautizar al TREKKING como “Toubkal inédito” le venía como anillo al dedo al proyecto. La idea era darle la vuelta a la cumbre, huir completamente de las zonas transitadas y descubrir los valles genuinos donde tan solo habitan los pastores y ascender al Toubkal por un lugar completamente desconocido para la gran mayoría de montañeros europeos.
A finales de septiembre del 2017 un buen grupo (éramos 10 montañeros más guías y muleros) iniciamos este corto pero entrañable trekking, en una mañana semi soleada donde el polvo en suspensión del aire daba un tono casi irreal a las montañas.
Hasta el santuario de Sidi Chamharouch todo transcurrió por sendas ultra transitadas donde el trasiego de muleros y grupos de excursionistas es constante, unos suben, otros bajan y cada tanto en tanto hay pequeños puestos para tomar algún refresco o alguien vendiendo algún tentempié.
Justo a pocos metros del santuario abandonamos el camino transitado e iniciamos nuestro trekking solitario. Al subir por el valle de Talat n’Tarharat, al este del santuario, el camino sube en constante pendiente y asciende de manera inteligente este abrupto paraje. Desde lejos nadie diría que una senda cómoda llega hasta el collado, y aún más cuando nos acercamos al mismo y descubrimos un canchal de aspecto inestable. La senda lo evita por una canal escondida situada a la derecha.
El collado de Tizi n’Tarharat, de 3.460 metros de altura, nos recibe con un cielo plomizo. Empieza a gotear suavemente. Bajamos sin senda marcada hasta las cabañas de pastores de Azib Tifni, las más altas del recóndito valle de Assif Tifni. Nuestros guías y muleros montan sendas carpas, una para cocinar y otra para comer, y el rosario de pequeñas tiendas donde pasaremos la noche.
Disfrutando de una buena comida y el cobijo de la Jaima, dejamos pasar la tarde entre conversaciones y risas mientras fuera el aguajero arrecia y la temperatura refresca demostrando que el verano ya llega a su fin. Nos empapamos de la gran dicha de encontrarnos en un lugar remoto y completamente genuino, donde la traza del turismo, por suerte, aún no ha hecho mella.
Al día siguiente es de tránsito. Una jornada corta y agradable. Tenemos buen tiempo y buenas vistas sobre el Toubkal des del panorámico collado de Tizi n’Terhaline que remontamos para descender hacia el sur, el valle de Assit n’Ait Tisgui. Pasamos la noche en un nuevo campamento a la altura de las cabañas de pastores de Azib n’Tarhbaloute.
Se trata de un conjunto de pocas casas y muy dispersas, nada que ver con el del día anterior que formaba un verdadero “mini-poblado” en el que aún vimos merodear familias y críos. Aquí tan solo hay algún pastor solitario y esquivo. Al fondo del valle se divisa la población de Tissaldaï, donde no iremos para evitar que la jornada de mañana sea larga en exceso.
Como la tarde anterior nos empapamos de la magia solitaria de estos parajes, disfrutando de nuestro “Toubkal inédito”, con la ventaja de que el tiempo acompaña, ya no llueve y podemos pasear por las cercanías del campamento. Tarde de reposo y convivencia en las carpas. Por la noche el viento va ganando intensidad, pero al final desaparece de golpe, como por arte de magia. La cúpula celeste tiene millones de estrellas. Mañana toca madrugar para realizar la jornada estrella del Tour.
Al tercer día del trekking nos levantamos a las 4:00 am de la mañana. Subimos a buen ritmo bajo la titilante luz de incontables estrellas. No hay rastro de la luna. El camino, bien marcado y cómodo, nos permite estar ya por encima de los 3.200 metros de altura cuando amanece. Poco a poco el cielo se ha ido nublando. Cuando nos acercamos a la zona alta del valle el mismo está completamente gris y encapotado, como el primer día.
Hacia los 3.800 metros de altura nos sorprende una suave nevada, la segunda de la temporada. Vemos caer los copos durante un buen rato, si bien la nevada no representa ningún tipo de problema para nuestra marcha, que continua siendo constante y a buen ritmo. Al contrario, la nevada levanta el ánimo del grupo. ¡Qué bonito es ver nevar el septiembre! Ambiente de alta montaña en las cercanías del rey de la cordillera. El invierno llama a la puerta.
El nuevo camino es realmente alucinante, un gran trabajo en el que han trabajado durante todo un año 15 personas. Es comodísimo y en muchos tramos tiene verdaderos muros de piedra seca que ayudan a contener el mismo y que el firme sea uniforme en las incontables ziga zagas ascendientes.
Llegamos al collado norte del Toubkal, entre la cumbre reina y el Imouzzer, coincidiendo con el trazado de la via normal del valle de Ikhibi Sur. Ya falta poco. Remontamos el lomo de piedras carente de dificultades para coronar el Toubkal.
Una ascensión más a la cumbre, para la mayoría de integrantes del grupo su primer 4mil. Alegría, felicitaciones, fotos de rigor. Pausa para disfrutar de las grandes vistas. Ha dejado de nevar y a ratos casi que parece que quiera salir el sol. Sea como sea las panorámicas son extensas. Se acabó el “Toubkal inédito”, a partir de la cumbre volvemos al “Toubkal masificado y transitado”
Bajamos por el valle de Ikhibi Sur con la visita a la cumbre del Tibheirine y al curioso motor de avión que quedó enganchado a la misma cumbre desde el fatídico accidente. En las proximidades de rio de Assif n’Isougouane empieza a llover ya de manera constante. Coincidimos de nuevo con el transitado camino del refugio al Santuario que realizamos en sentido descendiente.
Hacemos noche en el Santuario de Sidi Chamharouch después de una jornada larga con buenos desniveles. Reina el buen ambiente, las risas y la animada conversación. En general el grupo se muestra contento y satisfecho con la actividad realizada. Todos coincidimos que el haber huido de los caminos transitados le ha dado un verdadero “plus” a la salida. Hemos descubierto las “dos caras” del Toubkal. La solitaria y la frecuentada. En el exterior la lluvia cae con fuerza. Te llamaré otoño.
Al día siguiente bajamos con toda la calma a Imlil. Una buena comida, un más que merecido aseo con ducha de agua caliente y traslado a Marrakech, donde disfrutamos de la agradable ”dolce vitta” del turista: buena cena, cervecita en la terraza, visita al zoco, wifi para poder colgar mil y una fotos en las redes sociales, etc … Una vez más, una corta y agradable salida con un grupo maravilloso. Sin duda, cada vez más, siento una gran atracción por estas montañas en las cuales empiezo a sentirme como en casa.
Autor PAKO CRESTAS