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En diciembre del 2016 organizamos, con un gran éxito de convocatoria, nuestra primera salida organizada a la zona del Toubkal, la que resultó ser el punto de partida del que está siendo una larga y fructífera seria de viajes a estas montañas.
El éxito de convocatoria fue total, ni más ni menos que 24 participantes, de los cuales, el 100% coronamos cumbre. Mejor imposible.
Con un grupo tan numeroso, pronto empezamos a buscarle diversión al viaje: Pasaporte olvidado, gente perdida en el Mc Donalds mientras estaba a punto de salir el avión, dispersión varia por los aeropuertos, etc …. Nada fuera de lo habitual.
A la noche del 27 de diciembre coincidimos todos en Imlil (o casi todos, ya que 2 de los 24 se ven obligados a dormir en Marrakech), para pasar la noche previa. La nieve justo empieza a la altura de Imlil y montones de nieve sucia ocupan parte de las calles. Una estampa invernal que para mí era completamente novedosa.
El día 28, con un tiempo inmejorable, subimos el grupo integro a la zona de refugios con la consabida parada a Sidi Chamharouch, momento a partir del cual el camino está bien helado, las mulas no prosiguen y algunos de nosotros lo hacemos con la ayuda de crampones, ya que la senda está endurecida y muy pateada, en hielo vivo en algunas zonas.
Una vez en el refugio ocupamos toda una habitación. Por la noche la condensaciones tal que las paredes y techos supuran humedad y los que han escogido dormir en la parte alta de la litera pagan el maravilloso precio de una lluvia improvisada. Consejo a tener en cuenta para los que vayáis al refugio en invierno en caso de alta ocupación: pillar rápido los sitios situados en los colchones de la parte baja.
Por la tarde aún aprovechamos para escalar en pequeño comité una de las cascadas fáciles situadas delante del refugio, casi que ya empezamos de noche y finalizamos con la oscuridad total, haciendo servir las linternas a modo de focos improvisados.
Al jornada siguiente emprendemos la ascensión al Toubkal en día espléndido, frio, con buena visibilidad, sin viento, en resumen… un regalo. Todo sale a pedir de boca, hasta uno de los participantes que se vio un poco afectado por el mal de altura se sobrepuso tras una pequeña pausa – siesta y acabó bajando dando saltos por la variante del circo, ante la mirada estupefacta del guía que no sabía cómo proceder ante tanto salto y media voltereta.
Por la tarde, a diferencia de lo que se acostumbra a hacer en verano o en primavera, optamos por quedarnos en el refugio. El día es corto y bajar al valle implica hacerlo con la oscuridad asegurada a partir de medio trayecto. Además en invierno la ascensión es más exigente a nivel físico, ya tan solo el caminar con crampones comporta un incremento de esfuerzo notable para aquel que no está muy acostumbrado.
Buen ambiente, cena copiosa, risas, todos con el Toubkal en el bote, goteras, condensación… última noche en las alturas. Al día siguiente Jordi y yo madrugamos de manera considerable para realizar una escalada a la cara este de Tadat (CLICKAR AQUÍ PARA VER ENLACE) mientras el resto del grupo baja con calma bajo la tutela de Josep María Escofet y los guías locales.
Compensamos la demora con una bajada en plan running que nos permite juntarnos al grupo antes de comer. Transporte tras la comida y tarde de turismo, paseo y compras por Marrakech y su zoco. Visita obligada para aquél que viaje a Marruecos y no lo conozca.
El día 31 cada grupito pilla su vuelo de vuelta a lugares dispares: Barcelona, Madrid, Sevilla, Bilbao, Santiago de Compostela… a pasar el fin de año y las campanadas en compañía de los nuestros. Un buen final para una agradable y multitudinaria salida donde todo salió a pedir de boca.
Autor PAKO CRESTAS